martes, 29 de junio de 2010
Conservación del Suelo
La conservación de los suelos implica, en primer lugar, educar a la población para erradicar tres prácticas muy negativas:
· La quema de los rastrojos o residuos agrícolas: Estos residuos son materia orgánica necesaria para mantener la fertilidad de los suelos y deben ser integrados al mismo.
· La costumbre de quemar o incendiar la vegetación de las laderas, los bosques y los pajonales: El uso del fuego en el campo se hace con gran irresponsabilidad y cada año se generalizan los incendios en las vertientes occidentales, en las laderas de los valles interandinos, en los pajonales de la puna y en la selva alta.
· El desorden generalizado en la ocupación de las tierras de aptitud forestal y de protección: Esto sucede especialmente en la selva alta donde se ocupan tierras no aptas para la agricultura y la ganadería (clases F y X) sin ningún control, y se talan y queman los bosques, con consecuencias de degradación grave de las cuencas de los ríos y de la infraestructura vial y urbana.
La conservación del suelo se logra por métodos naturales y artificiales.
1. Métodos naturales
· Mantener la cobertura vegetal (bosques, pastos y matorrales) en las orillas de los ríos y en las laderas. Esto implica el evitar la quema de la vegetación de cualquier tipo en laderas. El incendiar la vegetación es un acto criminal, que va en contra de la fertilidad del suelo; deteriora el hábitat de la fauna, y deteriora la disponibilidad del recurso agua.
· Reforestar las laderas empinadas y las orillas de ríos y quebradas.
· Cultivar en surcos de contorno en las laderas y no en favor de la pendiente, porque favorece la erosión.
· Combinar las actividades agrícolas, pecuarias y forestales (agroforestería), y sembrar árboles como cercos, en laderas, como rompevientos, etc.
· Rotar cultivos, leguminosas con otros, para no empobrecer el suelo.
· Integrar materia orgánica al suelo, como los residuos de las cosechas.
2. Métodos artificiales
· Construir andenes o terrazas con plantas en los bordes.
· Construir zanjas de infiltración en las laderas para evitar la erosión en zonas con alta pendiente.
· Construir defensas en las orillas de ríos y quebradas para evitar la erosión.
· Abonar el suelo adecuadamente para restituir los nutrientes extraídos por las cosechas. El abonamiento debe evitar el uso exagerado de fertilizantes químicos, de lo contrario se mermará la microflora y microfauna del suelo y se pueden producir procesos de intoxicación de los suelos. Antes es conveniente hacer un análisis para determinar las deficiencias y según ello aplicar un programa de fertilización.
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